El tarot más allá del miedo y los prejuicios
Cómo resignificar el tarot lejos del demonio, la superstición y las lecturas rígidas.
“El tarot siempre ha sido un espejo. Pero durante siglos nos dijeron que lo que devolvía era el rostro del diablo.”
Muchas personas hemos sentido la atracción de estas cartas, aunque a menudo acompañada de dudas y prejuicios heredados. No es casualidad: la Iglesia Católica dedicó siglos a sembrar la idea de que el tarot era “el Libro del Diablo”, una práctica peligrosa, hereje y prohibida.
Sin embargo, a pesar de los intentos por eliminarlo, las cartas nunca desaparecieron. La sociedad acogió el tarot con curiosidad y entusiasmo, como acogía cualquier juego de cartas, y no fue posible erradicarlo por completo a pesar de los muchos intentos por parte de la Iglesia Católica. Lo que sí consiguieron fue vincularlo al miedo: se siguió usando, pero de manera más discreta entre el pueblo, mientras que la aristocracia y la realeza podían jugar a su antojo. La estrategia era clara: imponer un único modo de entender el mundo y desacreditar cualquier otro relato que escapara a su control.
Desde El Club de las Doce queremos recuperar ese otro relato. No vemos el tarot como una herramienta rígida para adivinar el futuro ni como un objeto maldito, sino como un lenguaje simbólico capaz de abrir preguntas y conversaciones, un puente entre memoria y presente. Nuestro propósito es romper con las lecturas patriarcales, rígidas y poco inclusivas que se convirtieron en canon durante demasiado tiempo, para devolver al tarot su cualidad subversiva, contracultural y liberadora.
Creemos que el tarot puede leerse de manera activa, crítica y creativa, como una práctica colaborativa en la que lo importante no es dominar, sino construir. Leer las cartas es mirarse en un espejo distinto, capaz de devolvernos imágenes donde caben todas las voces, especialmente aquellas que fueron silenciadas. En este camino nos inspiramos en quienes, antes que nosotras, se atrevieron a desafiar las narrativas hegemónicas: Bridget Bishop, condenada a la horca en 1692 acusada de brujería mientras gritaba su inconformidad; Mary Wollstonecraft, que en el siglo XVIII escribió que las mujeres no eran inferiores a los hombres en su Vindicación de los derechos de la mujer; Lilith, borrada de la Biblia por indisciplinada y convertida en demonio; o Eva, cuyo relato fundacional sirvió para marcar a la mujer como corruptible y culpable del pecado original.
Todas ellas, y muchas más, nos recuerdan que siempre hubo otra manera de mirar el mundo. Y que esas otras miradas, aunque perseguidas y castigadas, siguen latiendo en los márgenes, esperando a ser escuchadas. Por eso hablamos de un mito fundacional distinto al que repitieron los eruditos del tarot desde el siglo XVIII. Un mito que no parte del poder, sino de las grietas; no patriarcal ni excluyente, sino colectivo y abierto.
Abrir las cartas, en este sentido, es abrir también la memoria colectiva. Es una forma de recuperar símbolos, resignificarlos y devolverles su fuerza. Ese es el espíritu de El Club de las Doce: un espacio para pensar juntas, para aprender a leer el tarot desde otros ojos, para transformar la sospecha y el miedo en conocimiento y cuidado.
Aquí encontrarás relatos, símbolos e historias que nos invitan a imaginar de nuevo. Y, si quieres acompañarnos más a fondo, también podrás acceder al curso y a nuestras barajas, que son llaves para entrar en esta misma conversación desde dentro. Porque otra manera de leer el tarot -y el mundo- es posible.
Bienvenidas al Club 🌙
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